viernes, 25 de enero de 2013

El temporal se lleva consigo a los profesionales

Por Koke González

Esta semana que llega a su fin ha tenido un protagonista: el temporal. Un temporal que nos ha dejado helados, mojados y oreados. Nieve para dar y tomar, agua para dar de beber a medio mundo y viento, que si lo han aprovechado al 100% los parques eólicos deberían tener generada ya toda la electricidad para lo que queda de año. La ciclogénesis explosiva también nos ha dejado uno y mil destrozos a lo largo del territorio asturiano. Pero sobre todo lo que nos ha dejado es una nueva forma de contar la actualidad, o mejor dicho, un nuevo contador de la realidad. Si hasta ahora eran los periodistas, los fotógrafos y los operadores de cámara los que narraban lo que estaba pasando en los diversos lugares, ahora con un simple móvil, cualquiera puede grabar, fotografiar y enviar al medio de comunicación lo que le llame la atención. Me podrán decir que esto siempre existió (al menos desde que el móvil con cámara existe). Cierto. Pero en los medios, aparte de pedir cierta calidad de imagen o unos criterios de grabación que el operador de cámara debía seguir a pies juntillas, no se abusaba de este material, sino que había equipos dispuestos para estar al pie de la noticia. Ahora, cuando por ejemplo, en la tele pública asturiana ya no existen las corresponsalías, ya no hay equipos que trabajen en una zona concreta, con base e implantación en esa comarca, resulta que las escaletas se llenan de imágenes o crónicas apoyadas en imágenes que han sido grabadas por los propios vecinos de los lugares. Y todo vale: desde fotos hasta imagen en movimiento. Así hemos podido ver árboles caídos, desprendimientos, ríos desbordados, inundaciones, caos y pérdidas materiales llenando la pantalla. Hasta los propios alcaldes, como el de Cangas del Narcea, llegaron a hacer de improvisados operadores de cámara, echándose al hombro su Smartphone para grabar riadas y desbordamientos, sin saber que con este gesto está sentenciando a muerte una profesión en el Principado de Asturias: la de operador de cámara; o dos, si contamos también la de fotoperiodista. Muchos podrán pensar que las corresponsalías son un gasto innecesario en una comunidad como la asturiana, de apenas 10.000 kilómetros cuadrados. El tiempo, y nunca mejor dicho, ha dado y quitado razones. Cada cual que escoja. Me pregunto si los alcaldes y vecinos también estarían dispuestos a hacer a coste cero de técnicos de teleasistencia, de cirujanos o de maestro interino itinerante, cuando lleguen los cierres a los servicios sociales, a los hospitales comarcales y a los colegios rurales.

viernes, 18 de enero de 2013

Mucha mierda que limpiar

Por Koke González

El suroccidente se nos está llenando, perdónenme la expresión, de mierda. Así lo recogen las noticias de la semana, como la que ha denunciado el vertido de todo tipo de porquería directo al río Villar, procedentes del polígono industrial de La Curiscada. Y mientras unos empuercan por un sitio, otros quieren quitarse la suciedad de encima por el suyo. Así hemos visto cómo Cangas del Narcea anunciaba una nueva campaña de compostaje, que para el que no esté ducho en la materia, le diré que consiste, a grandes rasgos en descomponer humus, desperdicios, en definitiva…y vuelvan a perdonarme, “mierda lerenda” o como se dice oficialmente, materia orgánica, para convertirla en abono. Digamos que es como una parva de cuitu de toda la vida pero metida en un recipiente.
Está claro que la primera edición de “crea tu propio abono” en Cangas ha sido un éxito, cuando están a punto de estrenar su secuela. Lo que me gustaría saber es el resultado de esa ópera prima, porque a fin de cuentas deja muchos interrogantes en el aire. Aunque pensándolo bien, igual han dejado el desenlace para la parte II.
¿Cuánto se generó de abono? ¿En qué se utilizó? ¿Qué material orgánico se empleó en su fabricación? ¿Cuál ha sido el más utilizado? Si como el vino y las uvas…¿depende la calidad del abono de la materia que se eche en el cubo? ¿Sirve el papel como material compostable? ¿Qué grado de coincidencia hay entre la campaña de reconvertir, perdón y mil veces perdón, la mierda en abono, y la de airear expedientes que presuntamente contienen desfases económicos por valor de más de 600.000 euros? ¿Sabremos pronto el grado de pringadura odorífera de las personas que la fiscalía ha señalado con el dedo? ¿Nos enteraremos en este capítulo si hubo o no responsabilidades políticas en el presunto delito que ha denunciado el fiscal?
Les aconsejo un buen cubo de palomitas porque la nueva película promete.

viernes, 11 de enero de 2013

La homogeneización de la política del Suroccidente Asturiano

Por Koke González

Estos días, y ya desde hace tiempo, se está escuchando el “run run” de la disolución de la Mancomunidad Suroccidental. Disolución que a día de hoy ni se ha producido ni se sabe cuándo va a ser efectiva. Según se desprende de lo que se conoce hasta ahora, los municipios que la integran, esto es Degaña, Ibias y Allande, han puesto pies en polvorosa al más puro estilo capitán del Concordia, dejando dentro a la tripulación y pasajeros, quienes se miran unos a otros buscando algún tipo de explicación sobre por qué el barco zozobra de esa manera. Si por disolución entendemos “separar o desunir lo que estaba unido”, lejos está la Mancomunidad de cumplir con esta definición, por falta de comunicación entre todas las partes, incluidos los trabajadores. Si nos acercamos a la acepción química de disolución, es decir, “mezclar de forma homogénea las moléculas o iones de un sólido, un líquido o un gas en el seno de otro líquido”, vemos que los mandamases de la Mancomunidad se han empeñado en servirse de merienda un colacao frío, que como todo el mundo sabe, no produce una mezcla homogénea  y siempre deja grumos por mucho que se revuelva. Y esto lo tendrían que saber muy bien en la Mancomunidad, cuyo locales están en Cangas del Narcea y que por ello han sido espectadores de excepción de mezclas más insólitas que una disolución de agua y aceite.
Y no son coincidencias. En el suroccidente se está implantando una forma nueva de hacer política, que partiendo del concejo cangués, se está llevando ya a todos los lugares del suroccidente. Se está actualizando la idiosincrasia de la zona en cuanto al ejercicio de la política se refiere, donde Izquierda Unida prefiere dar la alcaldía a la derecha de FAC antes que a un partido socialista independiente (AASI); o a un excompañero, ahora en las filas del Partido Popular, que al compañero de viaje gubernamental en los ochos años anteriores, a pesar de que la crisis no es culpa suya; a lo sumo coincide en el mismo partido que en esos momentos estaba gobernando en España (PSOE). O donde la coalición de izquierdas se une al PP para gobernar; o donde el PSOE se une a los católico-conservadores para ejercer cogobierno. Por eso no me extraña nada cuando en la Mancomunidad, hace pocos años, pusieron el grito en el cielo por la espantada de Cangas del Narcea del ente por la puerta de atrás y ahora esos mismos que criticaron saltan por la borda sin mirar atrás y sin que la conciencia les corroya ante la incertidumbre en la que quedan los atrás. Y es que esta forma de actuar me recuerda tanto al momento en el que el PSOE de Cangas llamaba tránsfugas a los de Izquierda Unida, y que cuatro años después son los de Izquierda Unida los que llaman tránsfugas a los del PSOE... ¿Es o no es ya parte de la idiosincrasia del suroccidente? Lo malo es que les toca pagar a los de siempre.

miércoles, 2 de enero de 2013

La corrupción de unos y la inmunosuficiencia de los demás

Por Koke González

Ver la televisión, escuchar la radio o leer la prensa diaria sin espíritu crítico lleva a la inmunización contra problemas, situaciones, imágenes, etc. Esto es algo que está fuera de duda. De pequeños nos daban de comer de cara a la tele y ante nuestra negativa a más cucharadas, nuestra madre nos chantajeaba emocionalmente con un “con la cantidad de niños que se mueren en el mundo”, y en ese instante, o en otro, aparecían las tristes imágenes de los niños somalíes, las moscas y la extrema delgadez y enfermedad. El impacto en nosotros era tremendo; un impacto que al final se convertía en inversamente proporcional a la cantidad de veces que lo veías emitir, por efecto de la relajación de ese espíritu crítico. Esto mismo ocurrió con imágenes de atentados, de accidentes, de desastres naturales, y por qué no decirlo, también de corrupción. A todo nos hemos ido acostumbrando. Cuando el famoso Dioni robó aquel furgón, todos los españoles se llevaron las manos a la cabeza y no eran capaces de imaginar cuánto era y cuánto ocupaban 298 millones de pesetas. A partir de ahí, las imágenes y las cifras de corrupción comenzaron a llenar el espectro mediático. El Caso Filesa,; Luis Roldán y los fondos reservados; El caso Gescartera, El caso Malaya, El Caso de los ERE´s, El caso Campeón, El caso Gurtel, El caso Noos… La lista está siendo ya tan larga que la ciudadanía comienza a asumir como práctica normal el hecho corrupto y se relaja en su estudio crítico. Pero ya no sólo esto, sino que se habla con tal ligereza de cantidades de dinero, que da la apariencia que ahora el español sabe perfectamente lo que es y lo que ocupan los 120 millones de euros de tal caso o los 47 del otro.
Existe una segunda óptica para ver todos estos hechos de una forma crítica nuevamente. Y es la de la cercanía. Cuanto más cerca nos sintamos del hecho, más se despierta nuestro espíritu crítico y analítico hacia el asunto. Una tragedia sobre algo o alguien que conocemos despierta más interés y más sentimientos en nosotros. Por eso cuando un fiscal apunta con el dedo hacia un presunto delito de falsificación de documento público y presunta malversación de caudales de más de 600.000 euros en la anterior legislatura en el ayuntamiento de Cangas del Narcea, donde están imputados, al menos de momento, 2 técnicos municipales y 6 empresarios, lo único que deben de pedir los vecinos cangueses es, aparte de que se depuren todas las responsabilidades, si las hubiese, es que éste sea el único caso. Más que nada por temor a que los vecinos se acaben inmunizando. Por cierto, 600.000 euros son 100 millones de las antiguas rubias.