Por Koke González
Qué
mal está lo del trabajo. Hay poco y ese poco que hay no sabemos ni cómo se
consigue. Fórmate, titúlate, retitúlate, tritúlate y une a esto un poco de
experiencia, al menos para que no te echen para atrás por no haber iniciado una
vida laboral. ¡Ah!, y se me olvidaba, habla algún idioma, sobre todo inglés, así
no habrá dios quien te tosa.
Y
tos fue lo que me entró el otro día al visualizar un reportaje de búsqueda de
empleo de españoles en Noruega. Hacia allí se encaminaron familias enteras,
otras divididas, con el mismo objetivo: conseguir un trabajo. A ellos se unió
la reportera del documental. Casi todos los españoles no sabían noruego, básico
en aquel país para trabajar. Algunos no sabían ni inglés, aunque a decir verdad
no importa mucho. La periodista lo hablaba perfectamente, además también
dominaba el francés y el alemán, a lo que había que sumar su experiencia
profesional, claro. Lo que se dice un currículum intachable. Y la única
pregunta que le hacían una y otra vez en tiendas, bares, restaurantes,
comercios y así en cada una de las empresas que probó suerte, fue "¿sabes hablar
noruego?", porque con el inglés, alemán y francés que controba como mucho
podría llegar a trabajar, con suerte, en la limpieza de un hotel, a lo sumo. Y cual fue el
final: acabó consiguiendo un trabajo, con sus tres idiomas, cuatro si contamos
el español, limpiando camiones con agua a presión.
Esa
es la realidad laboral noruega, por cierto, muy distinta a la española, y como
muestra les contaré un ejemplo real.
Todo
empieza con un SMS, ¡bip bip!. El receptor del mensaje lee. Es una oferta de
trabajo llegada desde el Servicio Público de Empleo. Un empleo de guía para
algo relacionado con el patrimonio industrial y minero. Concertar entrevista en
tal número, termina el SMS. El desempleado llama y queda para dentro de dos
días. Prepara su currículum donde plasma su experiencia en puestos similares,
en ámbitos de gestión de la cultura etc. Comienza a pensar en la posible prueba
de la entrevista. Seguramente le pregunten sobre la historia industrial y
minera en Asturias, de las labores mineras, de cómo son y cómo eran las minas
asturianas…a fin de cuentas de eso trata la oferta de trabajo. El desempleado
inicia entonces un repaso rápido sobre sus conocimientos en la materia y se le
vienen a la mente personalidades como Jovellanos con su carretera carbonera y
Casado de Torres con la canalización del Nalón para hacerlo navegable a las chalanas; la
fábrica de armas de Trubia; la mina de Arnao como primera empresa de minería en
pozo y además submarina; Alejandro Aguado, marqués de las Marismas; Pedro Duro;
los belgas de Solvay; la máquina de vapor de Newcomen y la mejora sobre ésta de
Watt al incorporarle condensadores; castilletes, jaulas, embarcaderos, casas de
máquina, cañas de pozo, galerías, tajos, casas de aseo, lampisterías, y así un
sin fin de términos e historia que se supone debería dominar y domina.
Y con todo, llega el día de la entrevista a la que acude currículum en
mano. Primero hablan de la experiencia laboral y piensa, “ahora
vendrán las preguntas sobre conocimiento de la materia de la que versa el
empleo”; continúan departiendo sobre la formación y vuelve a pensar, “ahora sí
preguntará algo sobre mina e industria”. Finalmente llega la pregunta, aunque
nada de minería ni mucho menos de industrialización: ¿Qué nivel de inglés
tienes? Porque pedimos un nivel de alto a muy alto, con conversación fluída.
Para terminar se realiza una prueba de idioma. Nada de minas, nada de
siderurgias, nada de castilletes, nada de Jovellanos, Casado de Torres o
Alejandro Aguado, Pedro Duro ni Luis Adaro. Inglés, simple y llanamente. Este
es el país que nos ha tocado vivir: el de los complejos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario