viernes, 27 de enero de 2012

Palabras e igualdad

Hoy me gustaría hablar de palabras, su uso y lo que despierta en nosotros el escucharlas. Con este sentido hay puesta en marcha una campaña publicitaria en la que se nos invita a pensar en ciertos productos comerciales ante una descripción que se hace de ellos. A todos nos vienen a la mente esos productos de forma rápida porque los hemos visto o consumido durante mucho tiempo.
Lo mismo podríamos pensar con otros vocablos. Y si no, podemos hacer la prueba. ¿Qué les viene a la cabeza si digo, por ejemplo, falo? No mientan, ¿a que no han pensado en su vecino Rafael? Y si digo…vamos a ver…pecho, díganme ¿han pensado en el regazo o en las mamas? Y palabras tan culinarias como ñocla, conejo, nabo o rabo, ¿les han abierto el apetito o simplemente ha despertado en ustedes una sonrisita cómplice?
Y ahora les propongo que piensen entre todas las cremalleras que puede tener su vestimenta,  que retengan en la mente la primera que les venga a la cabeza. Repito, para los despistados: hay que pensar en una cremallera. Seguramente no me equivoco a que más de uno, dos y tres de ustedes han pensado, no ya en una cremallera, sino en una cremallera que tiene su propio nombre: la bragueta.
Todo esto viene a colación de lo prudente que hay que ser a la hora de dar nombre a algo o a alguien. Existían ya, pero en el último congreso de los socialistas asturianos, del que salieron los delegados que participarán en el 38 congreso federal del que saldrá el nombre del secretario o secretaria general del PSOE, una de las discusiones que hubo fue sobre las llamadas listas cremallera. ¿Y qué es una lista cremallera? Pues así llaman a la que está compuesta de forma alternativa por hombre-mujer-hombre-mujer y así hasta el último de sus miembros. También puede ser mujer-hombre-mujer-hombre etc, etc.
Volviendo al inicio, cuando proponía el mini experimento sociológico, y si todo ha ido bien, tendríamos que visualizar bragueta donde dice cremallera, y si ha sido así, podemos decir que el término es por lo tanto completamente inapropiado. Si al escucharlo visualizamos antes que la concepción de igualdad y paridad, la entrepierna de las personas, entonces algo falla en la denominación. Si vamos más allá, y analizamos el mecanismo de una cremallera, la idea asociativa con la sexualidad adquiere todo su esplendor. Prueben a subir y bajar una cremallera y verán su funcionamiento, haciendo el mismo efecto que unas maderas “machimbradas” empleadas en la construcción. ¿A que a nadie se le pasó por la cabeza llamarlas listas machimbradas?
Estamos en un momento histórico y crucial en la consecución de igualdad de género, donde todo se estudia milimétricamente para no caer en machismos rancios, en abusos masculinos y en discriminación de todo lo que suene a mujer.
La inclusión de las mujeres en una lista electoral en plano de igualdad, nada tiene que ver con una cremallera, y mucho menos con una bragueta, porque las horas de hacer acto de genuflexión ante éstas han pasado.

viernes, 13 de enero de 2012

Periodista o sinvergüenza, dilema vitae


Hoy la televisión está infestada de programas de chismorreo e insulto barato. Basta con darle al botoncito “on” del mando a distancia y ¡chas! ahí están: periodistas, semiperiodistas, seudoperiodistas, poligoneras, vendedores de pisos pasados por el tamiz de un reality, matones, maltratadas…un sinfín de seres catódicos que con sus payasadas y miserias ocupan el mucho tiempo libre de quienes se apoltronan en sus sofás cada tarde de sus vidas.
Creo que no es necesario decir que sobreviven dentro del televisor alimentados por los ojos de quienes los observa desde el otro lado de la pantalla. Contra todo lo que se podría pensar, la venida de la crisis económica, lejos de poner en riesgo estos espacios, ha venido a afianzarlos, y lo ha hecho hasta tal punto que ya no es imprescindible tener noticia que comentar, chimorreo que elucubrar o pellejo que desollar. Basta con realizar un sorteo de regalos entre el equipo del programa y con ello ocupar las tres cuartas partes del tiempo: una noche en hotel para el regidor, una cena para dos personas para el productor, un tratamiento de spa para el técnico de sonido…y así hasta agotar existencias. Cada producto sorteado llevaba consigo una marca, que a su vez tenía asociada una empresa, y que con ello pagaba su espacio publicitario en este programa.
¿Y qué ocurría mientras tanto al otro lado del televisor? Pues sin pestañear y hasta con un ligero hilillo de baba desprendido de la comisura de los labios, los que alimentan a estos seres seguían con entusiasmo un sorteo con mas share que el de la Lotería de Navidad. Y es que la crisis económica ha conseguido en España que más de 5 millones de personas hayan sido liberadas de sus cargas productivas devolviéndoles para sí sus 24 horas diarias.
Hablaba hace unas semanas de los efectos de la crisis tanto en nuestra salud sexual, volviendo medio eunucos a los hombres, como en nuestra salud física, haciéndonos engordar a través de masivas cantidades de comida basura. Pues resulta que la basura también se extiende a otros ámbitos, y la televisión es uno de ellos.
Mientras que los informativos de la Televisión del Principado de Asturias menguan de tamaño, otros espacios televisivos anodinos se pueden permitir el lujo de malgastar en directo grandes cantidades de tiempo televisivo. Mientras que en los informativos de la tele autonómica asturiana, se lucha por mantener la dignidad, pese al gobierno, a los partidos políticos y a la usura de los empresarios, en otras televisiones se premia lo superfluo. Mientras en que en TPA se expulsan profesionales comprometidos, con la anuencia del gobierno, de los partidos políticos, del consejo de administración y de las empresas del sector; en otras cadenas televisivas continúan llenando sus platós de ladrones, chulos, seres sin escrúpulos y personajes que no tienen nada interesante que decir.
Más de 5 millones de personas nos vemos por enésima vez en la vida en la siempre inquietante situación de la actualización curricular. Pon aquí y quita de allí, no te pases y engorda lo justo tus niveles de conocimiento y pon una foto en la que se te vea expresión optimista. Redactando el mío me ha entrado una duda: en experiencia profesional ¿pongo corresponsal de televisión o hincho los datos de mi currículum con un sinvergüenza y ladrón?

miércoles, 4 de enero de 2012

El Impuesto Final o la Liberación de nuestras almas


Encomendémonos a Dios. El pasado 31 de diciembre han sonado las trompetas celestiales, la llamada al Juicio Final y la elección de los justos. No estamos pasando una simple crisis. El día de la nochevieja nos lo ha venido a decir. Es simplemente el fin, l´acabóuse. Caronte ya está aquí con su barca dispuesto a llevarnos al otro lado, junto a Dios Padre. En el más allá no necesitaremos dinero, ni trabajo ni nada material. ¡Despojémonos de cuanto tengamos! porque allí no nos servirá de nada. El viaje es largo y frío sobre las aguas de Estigia, lo que requiere de todos nosotros una adaptación previa para no sufrir más de lo necesario en la tortuosa travesía. Un año entero para alcanzar la otra orilla y unirse al Redentor. Un año entero de viajes le espera al viejo barquero, que por unas pocas monedas nos conducirá a la salvación eterna.
Sólo hace falta un último esfuerzo. Caronte como empresario que es cobra por sus servicios y cuantos más seamos mejor precio nos hará. Aunque realmente, el precio parece ser lo de menos pues allí nos prometen una vida libre de bienes e impuestos. Por eso qué mejor forma de liberar la carga de nuestros hombros que dejándolo todo en éste nuestro viejo mundo. ¿Qué importan las subidas del IRPF, IVA, IBI, productos, servicios? Cada uno que aporte lo que tenga, sin escatimar. El esfuerzo merecerá la pena. Hay que llenar la bolsa para dejar nuestras almas libres de deudas en este mundo e ir con las manos limpias y la conciencia tranquila al Otro Lado.
Y ¡qué importantes son los contactos para hacer un buen negocio! y como los buenos tratos se apuran las negociaciones hasta el último suspiro, hasta el instante inmediatamente anterior al sonido de la campana que indica el “no va más”. ¿Quién conoce mejor la Otra Orilla, la Tierra Prometida, que la santa Iglesia Católica?. Harán un último esfuerzo por nosotros; administrarán nuestro sudor para que Caronte lleve nuestras almas sanas y salvas al lado de Dios Padre. Tras duras negociaciones con el barquero, cruzar la laguna de Estigia sólo nos costará 13.266.216,12 euros al mes. ¡Una ganga!