Por Koke González
Estos días, y ya desde hace tiempo, se está escuchando el “run run” de la disolución de la Mancomunidad Suroccidental. Disolución que a día de hoy ni se ha producido ni se sabe cuándo va a ser efectiva. Según se desprende de lo que se conoce hasta ahora, los municipios que la integran, esto es Degaña, Ibias y Allande, han puesto pies en polvorosa al más puro estilo capitán del Concordia, dejando dentro a la tripulación y pasajeros, quienes se miran unos a otros buscando algún tipo de explicación sobre por qué el barco zozobra de esa manera. Si por disolución entendemos “separar o desunir lo que estaba unido”, lejos está la Mancomunidad de cumplir con esta definición, por falta de comunicación entre todas las partes, incluidos los trabajadores. Si nos acercamos a la acepción química de disolución, es decir, “mezclar de forma homogénea las moléculas o iones de un sólido, un líquido o un gas en el seno de otro líquido”, vemos que los mandamases de la Mancomunidad se han empeñado en servirse de merienda un colacao frío, que como todo el mundo sabe, no produce una mezcla homogénea y siempre deja grumos por mucho que se revuelva. Y esto lo tendrían que saber muy bien en la Mancomunidad, cuyo locales están en Cangas del Narcea y que por ello han sido espectadores de excepción de mezclas más insólitas que una disolución de agua y aceite.
Y no son coincidencias. En el suroccidente se está implantando una forma nueva de hacer política, que partiendo del concejo cangués, se está llevando ya a todos los lugares del suroccidente. Se está actualizando la idiosincrasia de la zona en cuanto al ejercicio de la política se refiere, donde Izquierda Unida prefiere dar la alcaldía a la derecha de FAC antes que a un partido socialista independiente (AASI); o a un excompañero, ahora en las filas del Partido Popular, que al compañero de viaje gubernamental en los ochos años anteriores, a pesar de que la crisis no es culpa suya; a lo sumo coincide en el mismo partido que en esos momentos estaba gobernando en España (PSOE). O donde la coalición de izquierdas se une al PP para gobernar; o donde el PSOE se une a los católico-conservadores para ejercer cogobierno. Por eso no me extraña nada cuando en la Mancomunidad, hace pocos años, pusieron el grito en el cielo por la espantada de Cangas del Narcea del ente por la puerta de atrás y ahora esos mismos que criticaron saltan por la borda sin mirar atrás y sin que la conciencia les corroya ante la incertidumbre en la que quedan los atrás. Y es que esta forma de actuar me recuerda tanto al momento en el que el PSOE de Cangas llamaba tránsfugas a los de Izquierda Unida, y que cuatro años después son los de Izquierda Unida los que llaman tránsfugas a los del PSOE... ¿Es o no es ya parte de la idiosincrasia del suroccidente? Lo malo es que les toca pagar a los de siempre.
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