El suroccidente se nos está llenando, perdónenme la expresión, de mierda. Así lo recogen las noticias de la semana, como la que ha denunciado el vertido de todo tipo de porquería directo al río Villar, procedentes del polígono industrial de La Curiscada. Y mientras unos empuercan por un sitio, otros quieren quitarse la suciedad de encima por el suyo. Así hemos visto cómo Cangas del Narcea anunciaba una nueva campaña de compostaje, que para el que no esté ducho en la materia, le diré que consiste, a grandes rasgos en descomponer humus, desperdicios, en definitiva…y vuelvan a perdonarme, “mierda lerenda” o como se dice oficialmente, materia orgánica, para convertirla en abono. Digamos que es como una parva de cuitu de toda la vida pero metida en un recipiente.
Está claro que la primera edición de “crea tu propio abono” en Cangas ha sido un éxito, cuando están a punto de estrenar su secuela. Lo que me gustaría saber es el resultado de esa ópera prima, porque a fin de cuentas deja muchos interrogantes en el aire. Aunque pensándolo bien, igual han dejado el desenlace para la parte II.
¿Cuánto se generó de abono? ¿En qué se utilizó? ¿Qué material orgánico se empleó en su fabricación? ¿Cuál ha sido el más utilizado? Si como el vino y las uvas…¿depende la calidad del abono de la materia que se eche en el cubo? ¿Sirve el papel como material compostable? ¿Qué grado de coincidencia hay entre la campaña de reconvertir, perdón y mil veces perdón, la mierda en abono, y la de airear expedientes que presuntamente contienen desfases económicos por valor de más de 600.000 euros? ¿Sabremos pronto el grado de pringadura odorífera de las personas que la fiscalía ha señalado con el dedo? ¿Nos enteraremos en este capítulo si hubo o no responsabilidades políticas en el presunto delito que ha denunciado el fiscal?
Les aconsejo un buen cubo de palomitas porque la nueva película promete.
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