viernes, 12 de abril de 2013

¿Y ahora qué? (sobre la apertura del Parador Nacional de Corias)

Por Koke G. Díez

Foto: Miguel A. Pérez (Ondacero)
En julio sonarán los voladores en Cangas del Narcea. Dirán…¡éste está loco!, pues claro que sonarán los voladores en Cangas como llevan sonando desde hace más de cien años. Efectivamente, La Descarga ahí la tendremos puntualmente el 16 de julio pero a los voladores a los que me refiero son los que se tirarán para anunciar la apertura del Parador Nacional de Corias. En julio. ¡Por fin!. El suroccidente de Asturias comienza a equipararse, aunque sea un poco, con el resto de Asturias, ya la “centraliega”, que cuenta con el parador nacional del Molino Viejo de Gijón, ya con la oriental, cuyo parador está situado en el convento de Villanueva de Cangas del Onís.

Años de trabajos, retrasos, ralentizaciones y paralizaciones por hallazgos inesperados han concluido, lo que tendría que llevar a enterrar uno de los temas con los que se tiran piedras los políticos unos a otros. Pero no es así. Ya se sabe que los retrasos, sea quien sea el que los practique son objeto de la crítica feroz del otro. Y como los retrasos no suelen ser de escaso espacio temporal, sino todo lo contrario, esto lleva a que los que un día criticaban desde la oposición la lentitud, incluso la ejecución de la infraestructura, ahora el paso del tiempo los ha colocado en el gobierno y todo son salvas, vítores y palmaditas en la espalda de lo bien que les ha quedado el edificio.

Foto: Miguel A. Pérez (Ondacero)

Pero si hay una cosa buena en los retrasos es que dan tiempo de sobra para planificar concienzudamente las acciones y proyectos que han dinamizar el caudal de turismo que va a atraer el Parador Nacional de Corias. Porque la pregunta que hay que hacerse, bueno, realmente la que tendrían que haberse hecho hace ya muchos años es ¿Y ahora qué? Pues parece que más que un parador, en Cangas del Narcea vaya a abrir la panacea, el final de todos los males del suroccidente, la varita mágica del turismo. Por eso no estaría de más que aparte de visitar las instalaciones para sacar pecho y felicitarse de los buenos, grandes y guapos que son todos, hayan puesto sobre la mesa a la vez, qué les ofrecerá esta comarca suroccidental a los turistas en cuanto a actividades, infraestructuras etc, etc. Porque mirando un poco para atrás, sólo se puede ver que ambiciosos planes como un espacio de deporte-aventura, una más que repetida rehabilitación y puesta en valor de la Casona de Besullo y todo el plan integral turístico de esta localidad, incluso algo tan básico como es contar con guías turísticos en la oficina, han sido eliminados de un plumazo, los que existieron y olvidados en el cajón de la desmemoria, los que no pasaron de idea. La respuesta a estas preguntas yo las he encontrado justo enfrente del Monasterio. ¿Alguien se puede creer que han pensado en algo cuando a escasos 10 metros de la fachada que da a la carretera, nadie ha tenido la decencia de desbrozar el mato de ortigas y artos que acompaña a quien pasea por la acera? Y ya no es sólo desbrozar, sino adecentar todo un entorno en el que se sitúa esta joya arquitectónica e inminente foco de atracción de turistas.
Y los últimos interrogantes son: ¿Seguirán los domingos, a partir de julio, las puertas de los restaurantes cerradas? ¿Continuarán los comercios con las persianas cerradas en jornada dominical?
Como dice Dylan… la respuesta mi amigo nos las soplará el viento. El viento estival del mes de julio.

2 comentarios:

  1. Me quedo con tu último párrafo. El Parador solo será una forma de que vengan turistas a Cangas, pero para quedarse todos los comerciantes y hosteleros tienen que creer en el proyecto y abrir los domingos para aprovechar el tirón de visitas.

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