viernes, 8 de marzo de 2013

8 de marzo: ¡Cuánto queda por hacer!

Por Koke González

Hoy es 8 de marzo. Hoy es su día. En realidad todos los días deberían ser su día pero hoy es ese día que se ha marcado en el calendario como tal.
Hoy es el día de ellas, las mujeres del mundo. Aquellas a las que se les impide votar; aquellas a las que se les impide mostrar su rostro y mucho menos su cuerpo libremente; aquellas que trabajan como un hombre y cobran como una mujer; aquellas a las que la mano y lengua pútrida de los que se creen sus dueños han marcado sus rostros y psique o han segado directamente su vida; aquellas a las que se les persigue por abortar, por tomar medidas profilácticas y tener una libertad sexual plena; aquellas que son víctimas de las cruentas ablaciones; aquellas que lapidan acusadas de impuras tras una violación; aquellas a las que no lapidan pero violan; aquellas que son víctima del proxenetismo y la trata de blancas; aquellas que no forman parte de las cúpulas de poder en empresas, bancos y demás organismos que manejan este mundo injusto; aquellas que siguen estando solas o sólo encuentran la “ayuda” (menuda palabra) en el mantenimiento del hogar de ambos. De todas ellas es este día, al igual que de aquellas que votan libremente; que se casan y divorcian porque es su decisión; que han tenido fuerzas y valor para plantar cara al maltratador; aquellas que son la excepción que han confirmado la regla en materia laboral alcanzando la cúspide o un salario de género masculino; aquellas que son plenamente libres e independientes en materia sexual; en definitiva, a todas y cada una de las mujeres de este planeta machista.
La prueba es que hubo un día en la historia en el que se decidió recordar que la mujer tiene derechos, y a día de hoy sigue siendo necesario seguir recordándolo. Enciendan un momento su televisión y verán quién sigue ostentando el poder empresarial, el poder financiero, el poder político, el poder religioso e incluso el poder deportivo. Por todo ello, hoy, 8 de marzo, lo grito desde aquí para que el eco que proporcionan las montañas antraciteras del suroccidente extienda su sonido todo lo lejos que sea posible.
¡Felicidades!...y a seguir luchando.

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