Por Koke González
No me gusta el mal llamado arte del toreo, pero hoy me voy a fijar en los toros. Son animales nobles, que siempre van de frente, hacia donde miran continuamente porque piensan que ahí está su oponente. En cuanto lo ve, arranca al mínimo amago de su contrincante, algunas veces alcanza su objetivo y otras no. Él siempre piensa que su enemigo está ahí, frente a él, y por eso nunca mira a los lados, donde están los verdaderos artífices de que él esté en medio de la plaza a punto de perder la vida.
Esta forma de actuar recuerda mucho a la actualidad política de Cangas del Narcea. El Partido Popular ve su enemigo en el PSOE, el F.A.C y en Izquierda Unida; el PSOE ve su enemigo en el Partido Popular, en Izquierda Unida y F.A.C; F.A.C. entiende que sus enemigos están en socialistas y conservadores; los mismos enemigos que dicen tener los de Izquierda Unida. A partir de ahí comienzan a dar cornadas unos y a esquivarlas otros. Empitonan de frente. Entran al trapo con orejeras puestas, lo que siempre les impide observar los laterales.
Y en los laterales está el enemigo silencioso que acecha con una cornada traicionera que no ven venir y acierta de lleno.
Sentado a tu lado está el enemigo que te ha dejado tirado desde que en 2011 desapareciese sin dejar rastro.
El enemigo acecha desde la asesoría personal, al que se le da confianza para entrar, y dos años después mete en casa la sombra de la corrupción al más alto nivel nacional.
El enemigo está en el que vende una ideología para que los demás la defiendan y en su mandato, por arte de magia, desaparezcan 600.000 euros repartidos entre empresas privadas; o llegue sin experiencia previa a situarse laboralmente, tras agotar su mandato, en el puesto soñado por muchos trabajadores sociales con experiencia y en paro, mientras que los defensores ideológicos siguen partiéndose la cara en el barro local.
El enemigo está en los llamados compañeros de partido que votan a favor de formar parte de un gobierno y dos años después votan en otra dirección, dejándote en la estacada, cargando la culpa sobre tus hombros, cuando eran ellos los que periódicamente revisaban el pacto con la otra fuerza política.
Y es que ya lo dice el dicho…Más cornás da el hambre, y si es el de poder ya ni te cuento.
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