Por Koke González
Por
fin hay fecha para la investidura del próximo presidente de gobierno de
Asturias. El 22 de mayo. Presidente o presidenta porque a falta de apenas
semana y media las formaciones políticas en liza continúan mareando la perdiz
con posiciones, en muchos casos kafkianas, inverosímiles y surrealistas, o
ponga el lector el adjetivo que crea oportuno, aunque cuanto menos, la
situación está siendo de total irresponsabilidad. Analicémosla por un momento.
Primero tenemos a la derecha, es decir FAC y PP. De sus reuniones hasta ahora
nos han hecho llegar a los asturianos que programáticamente coinciden en todos
los puntos, pero aún así, de cada reunión salen con la cantinela de que no han
llegado a un acuerdo. ¿Sorprendente? A estas alturas de la película espero que
no lo sea ya para nadie. Si coinciden en el programa que presentan ¿Dónde está
el problema? Pues muy sencillo: en el despecho. Un despecho de unos hacia otros y
de otros hacia unos, que está llevando, una vez analizado el programa y ver que
coincide, a buscar nuevas piedras en las que encallar la situación, que no es
otra que seguir encallando una relación personal que de antemano, y a nadie se
le puede escapar, está rota. Una relación que hace caer la balanza hacia el
sentimiento personal y el odio, de ahí que la piedra en la que tropiezan está
siendo la elección del o de la que optará a la presidencia. No sé como lo verá
el lector, pero decir en medio de una negociación que la candidata del Partido
Popular se presentará a la elección es una posición que deja todo dicho.
Y
por otro lado tenemos a la izquierda: PSOE
e Izquierda Unida, que más rápido que lento llegaron a un acuerdo.
Supongo que era de esperar que ambas fuerzas se entendiesen puesto que ya lo
habían hecho en otras ocasiones. El programa en este caso ha pesado en su justa
medida, no obviando claro está la oportunidad de desalojar al actual presidente
en funciones, que en estos momentos gobierna este gran solar en el que se ha
empeñado en convertir a Asturias.
Ahora
entra UPyD, que sin haberse reunido aún ni con PP ni con FAC, ayer ha inclinado
su balanza hacia ellos. Sabíamos de ellos que con el único partido que estaba
manteniendo reuniones era con el PSOE, al que no le profesa simpatía. Sin
embargo, el buen ambiente de las reuniones transmitido a la opinión pública, que
parecía presagiar un desenlace favorable a la izquierda, saltó por los aires en
la tarde de ayer. Hubo pacto en Educación, pacto en Empleo, pacto en Sanidad,
pacto en la transparencia política, pacto en la investigación del caso Marea,
pacto en cada uno de los puntos que UPyD puso sobre la mesa…excepto uno: la
modificación de la Ley Electoral
para realizar una sola circunscripción. Es decir, en un momento que Asturias
necesita acciones en el ahora temporal, UPyD rompe las negociaciones pensando
en el futuro, su futuro, sabedores que la fuerza, de donde ha salido su único
diputado, la tienen en el centro de la región y hacia allí quieren que se
centralice el voto de las siguientes elecciones. Uno puede ser mal pensado,
pero creo que como FAC y PP, sabían de antemano que no iban a llegar a un
acuerdo y han puesto, como los primeros, piedras en el camino en las que
encallar la negociación. Una piedra que es la modificación de la Ley Electoral. Una modificación
que aún defendiéndola, por ejemplo, Izquierda Unida, en las negociaciones con
el PSOE se ha sabido seleccionar del programa lo que es importante para este
enfermo terminal que se llama Asturias. Hasta ahora en la región sólo éramos
conscientes del despecho personal de la derecha, Cascos hacia el PP y el PP
hacia Cascos, pero con la entrada en el
parlamento asturiano de UPyD, se comienza a materializar el otro gran despecho personal
de la política española actual, vigente ya en el parlamento español y en varias
regiones: el de Rosa Díez hacia el PSOE.
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