viernes, 2 de diciembre de 2011

Crisis de erección

Quizás hayan escuchado o leído estos días una noticia que a mí me ha dado mucho que pensar. Un estudio sobre la crisis y su influencia en los hombres. Y cuando digo hombres, me refiero al género masculino. Resulta que cuanto más metidos en el pozo económico más nos metemos en la consulta del doctor. En el último año, 1 de cada 5 hombres acudieron al médico preocupados por su virilidad, lo que supone un aumento del 20% en el número de consultas por disfunción eréctil. Vamos que andamos de capa caída, amorcillados y con cara de jaqueca crónica. Y es ese dolor de cabeza lo único que se levanta en nuestro cuerpo.
¡Maldita crisis! Para colmo la flacidez nos acarrea más problemas de los que a simple vista parece. De dos cabezas, siempre se ha dicho que los hombres sobreutilizamos una en detrimento de la otra. Ahora resulta que cuando falla la primera, tenemos que pasar al plan B, es decir, a usar la segunda; y claro, no habituados a darle uso y entrenamiento, nos vemos con cara de tontos observando una crisis que se nos traga. Y ahora, del “esto se hace así porque me sale de la punta...” o “me paso tus propuestas, mi ideología y lo que piensa la ciudadanía por el forro”, pasamos a una situación de “eunuquismo” en la que nos centramos única y llanamente en cuidar el harem financiero de los que tienen el puro tieso entre sus dientes. Y por si los jerifaltes llegan a sentir cierta impotencia, ya se han cuidado en salud de poner como soberana del harem a una mujer, que por muy teutona que sea, a ningún español le anima la cosita.
Sabemos que contra el desinfle hormonal existe remedio, suministrado en forma de milagrosa pastillita azul. Pero no se confundan, lo azul no es la solución a todo. En los últimos años hemos tenido un gran abanico de azules que nos han dejado nuestros miembros como plastilina: un azul que se prometía celeste fue la génesis de la debacle económica; pasando por un azul-contranatura que tiñó las medidas tomadas por los que aún hoy nos gobiernan, y acabando en el azul oscuro que se nos viene encima.
En España estamos chof!. Pero no se crean que sólo los ciudadanos de a pie. También nuetros políticos. Resulta que ya no hay feeling, como se pudo comprobar en el último pleno de Cangas del Narcea. Andan laxos por la vida, sin gana tan siquiera de debatir; no responden a las insinuaciones de las bancadas femeninas, ni tan siquiera cuando a modo de dominatrix fustigan con temas que calentarían a más de un concejal. Y es que excusas como “No quiero entrar en debate” son al salón de plenos como “me duele la cabeza” a la alcoba. Vemos que los políticos masculinos están quedando en nada. Hasta uno al que le subía la lívido con sólo oir la palabra Cantabria, ha sucumbido al maremagnum económico. Está claro: la crisis neoliberal no nos pone.

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