Señores, señoras, cuídense de lo que se llevan a la boca porque según un estudio, en época de crisis económica engordamos, y de lo lindo. A ver, está claro que no sólo íbamos a traernos desde los Estados Unidos la balanza rota de las finanzas. De hacer la gracia, pues hacerla entera, y exportamos también por el mismo precio el mal endógeno de la obesa sociedad estadounidense.
La fórmula podríamos decir que es: menos dinero, más comida basura o precocinada, menos ideas culinarias, igual a chicho por aquí y chicho por allá, como si confundiésemos flotador con salvavidas. Y eso no es todo, en poco más de una semana habrá que comenzar a incluir en nuestra dieta la barra libre de chuches prometida por el próximo presidente de gobierno.
Pero, ¿engordan también los cargos públicos en época de recesión? Vaya si lo hacen. Echad un vistazo a vuestro alrededor y veréis como se han inflado los salarios de los mandamases, aunque si su pago llega a ser como en el Imperio Romano, seguramente hoy se lo pensaban dos veces a la hora de tener que cargar con más kilos de sal sobre sus hombros.
Pero lo que más engorda en época de crisis es la mentira firmada hace más de 30 años y celebrada hace apenas una semana, en la que se dice que los españoles somos iguales ante la ley; que el funcionamiento de los partidos políticos debe ser democrático; que se asegura la protección social y económica de la familia; que se promoverán las condiciones favorables para una distribución de la renta más equitativa (equitativa, no de igualdad, sino de “equitar”: tú debes dinero al banco, y por lo tanto te “equito” la casa). Pero hay más: que los españoles tenemos derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada, aunque tal vez la palabra correcta sería “adecuadra”; que se velará por defender y restaurar el medio ambiente, aunque aquí se les olvidó incluir la coletilla, excepto en la zona de Gillón; también según la Carta Magna se atenderá a la modernización y desarrollo de todos los sectores económicos y, en particular, de la agricultura, de la ganadería, de la pesca y de la artesanía, dispensando un tratamiento especial a las zonas de montaña; por eso al estar enclavado en el fondo del valle, el matadero se va de Tebongo al centro de la región, donde el monte Naranco le dará sombra y protección.Y así podríamos seguir recorriendo la magna mentira que lo único bueno que nos ha dejado en estos tiempos de crisis es el día festivo. Pero cuidado, que cuando no se tiene nada que hacer confundimos hambre con ansiedad y eso va directo al michelín
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