viernes, 20 de abril de 2012

Una pequeña esperanza


Por Koke González
Hoy podríamos hablar de muchos y candentes temas. Ha sido una semana informativamente hablando muy jugosa, con nacionalizaciones, cacerías, recortes, copagos, o más locales como sentencias judiciales que dicen que los terrenos de La Cortina no se devuelven. Sinceramente, de negatividad y conflicto ya vamos servidos, por lo que me propongo es escribir una columna de opinión que deje ver una pequeña esperanza.
Pequeña porque aún falta mucho para que surjan nuevas ideas que transformen el día a día de una localidad y un concejo como Cangas del Narcea, pero esperanza porque después de mucho tiempo se ha materializado un pensamiento que me viene a la cabeza cada vez que paso junto al Prao del Molín. Ha sido necesario que un joven, con ganas de hacer cosas, y presumiblemente con poco tiempo para estrujar los sesos como le gustaría en busca de las ideas originales, por eso de que hay que estar primero a lo que te da las alubias, y después a lo demás, pero con un entusiasmo encomiable en cambiar el rumbo a la deriva de los hosteleros cangueses. Pues éste se haya puesto como meta aprovechar el potencial del infrautilizado Prao del Molín. Un espacio verde y lo suficientemente amplio como para albergar actividades que den vida y opciones de ocio a los cangueses y a cuantas personas quieran acercarse por Cangas del Narcea.
Son muchos metros cuadrados para dejar en barbecho 360 días del año más o menos; una superficie hipotecada de por vida para albergar La Descarga, pero que pasada ésta, apenas sí se usa por algunos vecinos para captar ultravioletas naturales.
Y aunque sea con una actividad tan poco original como una fiesta de la cerveza, acto tan manido como los mercados de artesanía, medievales y derivados, por fin alguien decide con gran acierto desempolvar el mejor espacio urbano con el que cuenta Cangas del Narcea y ponerlo a producir para el pueblo.
Lo que uno espera es que este inicio de actividad no quede sólo en un intento, sino que un año es lo suficientemente largo como para realizar un calendario adecuado de actividades. La primera piedra está puesta, ahora sólo falta que a este joven cangués le sigan sus vecinos, sus colegas de profesión y las autoridades, ayudando y empujando la idea hacia delante. Eso sí, no confundir empujón con codazo. Por mi parte, me quito el sombrero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario