Por Koke González
Hoy podríamos hablar de muchos y candentes temas. Ha sido una semana informativamente hablando muy
jugosa, con nacionalizaciones, cacerías, recortes, copagos, o más locales como
sentencias judiciales que dicen que los terrenos de La Cortina no se devuelven.
Sinceramente, de negatividad y conflicto ya vamos servidos, por lo que me propongo es escribir una columna de opinión que deje ver una pequeña esperanza.
Pequeña porque aún falta mucho
para que surjan nuevas ideas que transformen el día a día de una localidad y un
concejo como Cangas del Narcea, pero esperanza porque después de mucho tiempo
se ha materializado un pensamiento que me viene a la cabeza cada vez que paso
junto al Prao del Molín. Ha sido necesario que un joven, con ganas de hacer
cosas, y presumiblemente con poco tiempo para estrujar los sesos como le
gustaría en busca de las ideas originales, por eso de que hay que estar primero
a lo que te da las alubias, y después a lo demás, pero con un entusiasmo
encomiable en cambiar el rumbo a la deriva de los hosteleros cangueses. Pues
éste se haya puesto como meta aprovechar el potencial del infrautilizado Prao
del Molín. Un espacio verde y lo suficientemente amplio como para albergar
actividades que den vida y opciones de ocio a los cangueses y a cuantas
personas quieran acercarse por Cangas del Narcea.
Son muchos metros cuadrados para
dejar en barbecho 360 días del año más o menos; una superficie hipotecada de
por vida para albergar La
Descarga, pero que pasada ésta, apenas sí se usa por algunos
vecinos para captar ultravioletas naturales.
Y aunque sea con una actividad
tan poco original como una fiesta de la cerveza, acto tan manido como los
mercados de artesanía, medievales y derivados, por fin alguien decide con gran
acierto desempolvar el mejor espacio urbano con el que cuenta Cangas del Narcea
y ponerlo a producir para el pueblo.
Lo que uno espera es que este
inicio de actividad no quede sólo en un intento, sino que un año es lo
suficientemente largo como para realizar un calendario adecuado de actividades.
La primera piedra está puesta, ahora sólo falta que a este joven cangués le
sigan sus vecinos, sus colegas de profesión y las autoridades, ayudando y
empujando la idea hacia delante. Eso sí, no confundir empujón con codazo. Por
mi parte, me quito el sombrero.
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