¿Cuántas veces hemos escuchado la frase "jungla de asfalto" para referirse a las ciudades?. Está claro que si decimos sólo la primera palabra, jungla, nuestro pensamiento se iría a la selva amazónica o a las películas de Tarzán. Pero éstas no son las únicas junglas. Como decía existen las junglas de asfalto y desde hace unos años también la jungla canguesa, que podríamos definir como un híbrido entre la asfáltica y la natural.
En una jungla verde y húmeda impera la ley del más fuerte y del más listo; característica, la primera, que en la jungla canguesa equivale al más caradura.
En una jungla natural hay árboles, espesura vegetal que protege a los habitantes de ésta y lianas por las que descolgarse, brincar, subir y bajar. En una ardua tarea de mímesis, desde hace más de 3 años el barrio del Carmen de Cangas del Narcea muestra todas las características propias de una masa selvática.
Comenzó incluso hace más tiempo, cuando turismos y todoterrenos ocuparon las aceras haciendo del desplazamiento humano y animal, a través del suelo, una tarea imposible. Lo que con un simple desbroce sancionador hubiera dejado limpio el paso pedestre, la llegada de otros aires al concejo, optaron por asemejar más si cabe el barrio a una jungla. Y allí donde existía una acera limpia y de fácil deambular, trasplantaron cual secuoyas tres farolas traídas del “vivero” municipal de La Cortina, que dicho sea de paso, pegan tanto en el barrio como dos pistolas a un Cristo.
Pero ahí no queda la cosa. Visto que a pie no hay forma de ir a ningún lado, se ha optado por enseñar a los habitantes de los bloques del Carmen las artes del vuelo sobre liana. Y allí están, como decía al principio, desde hace más de tres años y adaptados a la nueva era tecnológica, toda clase de cables descolgados por las fachadas, amarrados a canalones y hasta obstruyendo ventanas, dispuestos en la misma posición “provisional” hasta ser soterrados por el gran rey de la selva canguesa. Hace tres años se terminó la obra de arreglo de las fachadas de la calle Campoamor. Unas fachadas que han quedado mejor que nunca, pero que como ocurre en las junglas con los árboles, los cables no nos dejan ver el bosque.
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