viernes, 16 de marzo de 2012

Y si cambiamos la historia...¿Irías a la huelga?


Creo que a estas alturas a nadie se le escapa que el próximo 29 de marzo España vivirá una nueva Huelga General. Dicen que no hay gobierno que se precie sin su respectiva jornada de huelga, pero ésta está llamada a pasar a la historia por ser la más temprana desde que se formó gobierno. Esto es, en menos de tres meses de mandato. Y razones no faltan. Me explico. Hoy quiero contarles una historia de empresas, empresarios, trabajadores y consumidores.
Había una vez una panadería que para elaborar su producto necesitaba realizar un contrato mercantil con una empresa harinera. Un día firmaron un contrato de suministro en exclusiva marcando un precio fijo por saco. Esta última a su vez había suscrito un convenio de compra con un autónomo agricultor para proporcionarle todo el trigo que cosechase. El precio lo habían fijado por cada tonelada.
El empresario panadero vendía toda su producción a un restaurante de la zona, el cual tenía mucha clientela a la que servir diariamente. Para ello fijaron un precio por kilo de pan.
Un día el agricultor llegó con su cargamento a la empresa harinera y el empresario harinero lo hizo llamar a su despacho para pagarle la mercancía. Para ello le extendió un cheque. Cuando el agricultor comprobó el importe advirtió que la cifra escrita era un 40% inferior a lo fijado en el contrato, a lo que el empresario harinero le contestó que era lo que iba a pagarle a partir de ahora. A lo que el agricultor sólo se limitó a asentir porque sabía que la salida de su producción dependía en exclusiva del empresario harinero.
Un día éste llevó su harina a la panadería, y cual fue su sorpresa cuando el panadero, a cambio de toda la harina del mes, le había dado un 50% menos del precio que había cobrado hasta ahora. El empresario harinero agachó las orejas conformándose con lo que le estaban ofreciendo puesto que la salida a su producto dependía en exclusiva del empresario panadero.
Esa misma noche, el panadero elaboró todo el pan que había podido hacer con la harina que tenía. Y a la mañana siguiente lo cargó en su furgoneta y lo llevó al restaurante. El empresario hostelero le dijo que a partir de ahora le iba a pagar por el kilo de pan un 60% menos de lo acordado en el contrato de compra-venta. Y el panadero resignado aceptó sabedor que dependía la venta de su producto en exclusiva del empresario hostelero.
Este último, contento por el buen negocio, sirvió como cada día la comida a sus clientes, quienes al terminar se fueron levantando uno a uno a pagar sus cuentas. Todos abonaron un 70% menos de lo que indicaba la carta, y el empresario hostelero aceptó porque sabía que sino perdería la clientela para siempre y el miedo a la siempre temida publicidad del boca a boca en la hostelería.
No hagas lo que no quieras que te hagan a ti, podría ser la moraleja de esta historia irreal. Aunque mi pregunta es: en el caso de contar con una legislación impuesta que permitiese esto sin contrapartidas ni sanciones ¿Irían los empresarios a la huelga?

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